Miguel de Cervantes Saavedra y su mujer, Catalina de Salazar y Palacios, fueron enterrados juntos con otras 15 personas en un nicho del convento de las trinitarias de Madrid, donde ahora, casi 400 años después de su muerte, fueron hallados e identificados sus restos óseos. Según el grupo de forenses y antropólogos, liderados por Francisco Etxeberria, entre los escombros y huesos encontrados en la tumba que tenía las iniciales M.C.
hay algunos que pertenecieron al célebre escritor, si bien no hay una prueba de ADN que certifique sin lugar a dudas que el hallazgo es auténtico.
Con el auspicio del ayuntamiento de Madrid, presidido por la conservadora Ana Botella, se decidió hace poco más de un año encontrar los restos mortales de Cervantes, con la mira de celebrar el próximo año el 400 aniversario de su muerte. Las tareas de búsqueda se llevaron a cabo en el convento de las trinitarias, donde viven 15 monjas de clausura, quienes pusieron como condición que no saliera del recinto un solo resto encontrado en sus nichos y que todas las tareas de análisis se hicieron sobre el terreno.
Después de siete meses de tareas de excavación, en febrero pasado se dio a conocer un primer hallazgo, que suponía la primera gran pista para encontrar al autor de El Quijote de La Mancha: una caja de madera con las iniciales M.C.
. Los restos del escritor se perdieron entre 1630 y 1730, el periodo en el que se construyó la nueva iglesia, por lo que se presume que cuando se terminaron las obras se decidió volver a depositar los restos óseos en la cripta, pero éstos se habían mezclado con la de otras personas.
Los expertos, científicos con amplia trayectoria y prestigio, confirmaron que se trata de los restos de Cervantes, pero se negaron a afirmar que no hay resquicio de duda, dado que no hay pruebas de ADN que certificarían con absoluta certeza el descubrimiento.
Exteberria insistió en que los hallazgos demuestran la existencia de muchas coincidencias y ninguna discrepancia, si bien no hay ADN que verifique las conclusiones, y no lo habrá, puesto que la hermana del escritor, monja carmelita, se encuentra enterrada en el osario de un convento en Alcalá de Henares, lo que hace inviable el cotejo de muestras
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Los forenses y antropólogos exploraron los 36 nichos encontrados en la pared de la cripta. En la primera cota, a pocos centímetros del enlosado, había un gran número de enterramientos infantiles(172). En el segundo nivel había menor cantidad de enterramientos (57), muchos de los cuales están dispuestos en féretros. Por último, el tercer nivel, entre 80 y 100 centímetros bajo las baldosas, está compuesto por un pequeño número de enterramientos de adultos, todos ellos en ataúd, con lo que la investigación concluyó que si bien los restos encontrados se encuentran en muy mal estado, se han documentado restos de signos degenerativos compatibles con adultos de más edad, así como maxilares con pérdida de dientes en vida.
A pesar de que el ayuntamiento se ha empeñado en confirmar el hallazgo y darle la mayor difusión posible, y el director de la Real Academia Española, Darío Villanueva, se dijo muy feliz
del acontecimiento, otros académicas no opinan igual. Como el filólogo y también académico Francisco Rico, quien advirtió que todo esto me parece una tontería; no soy forense ni antropólogo, pero dudo mucho que puedan identificarse los huesos de Cervantes, que tenía seis dientes antes de morir, y vete a saber cuántos le quedaban en el último momento
, que además señaló el plan de búsqueda de los restos como mera operación de marketing para atraer turismo a Madrid.
En las antípodas se manifestó el ministro de Educación y Cultura, José Ignacio Wert, quien señaló que de la misma forma que en Inglaterra la tumba de (William) Shakespeare es un lugar de peregrinaje cultural para los ingleses y un hito, el saber que los restos de Cervantes estaban en el convento de las trinitarias y tenerlos identificados va a dar nueva vida al Barrio de las Letras
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Información extraída del siguiente enlace: http://www.jornada.unam.mx/2015/03/18/cultura/a06n2cul