Hacer ejercicio aeróbico en ayunas conlleva una mayor movilización de ácidos grasos y por tanto; una mayor quema de las reservas de grasas corporales, al menos de manera más rápida. Analizamos las razones y el por qué:

  • Cuando hacemos deporte en ayunas los depósitos de glucógeno están vacíos o muy bajos, y el organismo recurre al único sitio donde tiene energía almacenada, a la grasa. El fisiólogo  Fox en su teoría llamada Continuum Energético describe como en la realización de una determinada actividad física, la energía se va obteniendo de diferentes vías; dependiendo fundamentalmente del tiempo de actividad e intensidad de realización. Estas vías no son estancas e independientes sino que se van solapando de una manera eficiente. Por tanto, si no disponemos de una vía de obtención de energía por ausencia de reservas(glucógeno), se pasaría automáticamente a la obtención de ATP mediante la siguiente vía (ácidos grasos).
  • Durante el sueño nocturno el cuerpo usa grasa como combustible debido a la movilización de ácidos grasos que estimula la hormona de crecimiento liberada durante la fase REM (en la fase de sueño profundo). Al levantarnos, la cantidad de ácidos grasos libres es mayor (más del doble que si desayunamos; 0,4mmol/l frente a 0,15 mmol/l). Al estar ya liberados se vuelven más susceptibles de oxidar para ser usados como combustible. Este factor facilita la movilización  de la grasa almacenada en nuestros adipocitos, los llamados «michelines».
  • Concentración de lactato en sangre. El lactato aparece como producto de desecho de la glucólisis (cuando obtenemos energía a través de la oxidación de la glucosa). Por lo tanto, los niveles de lactato en sangre son menores cuando entrenamos a baja intensidad en ayunas (del orden de una tercera parte al comienzo del ejercicio 1mmol/l frente a 3 mmol/l desayunando), puesto que las reservas de glucógeno están prácticamente vacías y por lo tanto nuestro organismo busca otras vías para obtener energía.
  • Se eleva la sensibilidad de la insulina después de la realización de ejercicio aeróbico. Por tanto, por la mañana a menor volumen de insulina, mayor movilización de la grasa.

RIESGOS DE ENTRENAR EN AYUNAS

Tras analizar desde el punto de vista fisiológico lo que acontece en el cuerpo humano en la realización de ejercicio cardiovascular matinal en ayunas tenemos que exponer el otro lado de la balanza, y es que también existen muchos profesionales que están en contra del ejercicio cardiovascular o aeróbico en ayunas. Exponemos las razones en contra o riesgos que esta práctica conlleva:

  • El ejercicio cardiovascular es potencialmente más catabólico, es decir, destruye demasiado músculo. Eleva la producción de cortisol, esto unido a que ya de por sí estos niveles de cortisol están más altos por la mañana, nos conduce a un mayor desgaste de fibra muscular, ésta pérdida de musculatura se incrementa de manera exponencial cuánto más dura el ejercicio. Es de suponer que nadie está dispuesto a perder grasa a costa de perder también musculatura.
  • Ponemos en compromiso el abastecimiento energético de nuestro Sistema Nervioso Central (cerebro, cerebelo, bulbo y médula espinal) cuya fuente de alimentación principal proviene del glucógeno. Si éste glucógeno no existe o lo tenemos en cantidades ínfimas puede aparecer un grave problema, por no hablar de que el sujeto no disponga de mucha experiencia y para su organismo no sea fácil o habitual realizar una temprana oxidación de ácidos grasos (esté en baja forma física). Si realizamos una actividad donde ponemos a cero estas reservas, (más si cabe en principiantes presionados por perder peso), ponemos en seria duda el correcto funcionamiento de estos importantes órganos; pudiendo poner en riesgo nuestra salud con patologías leves como mareos, vómitos, calambres y otras un poco más complejas como anemia, o incluso un shock hipoglucémico (bajada de azúcar).
  • Hacer cardio en ausencia de glucógeno o calorías provenientes de una reciente ingesta nos hace obtener un pésimo ritmo de carrera y desprender bastante poca vitalidad y energía en su realización, con todas las consecuencias inherentes a este suceso; desánimo y sobreesfuerzo.

Tras esta comparativa de razones, se puede observar que con el ejercicio cardiovascular en ayunas se movilizan grasas a una mayor velocidad, pero que realmente existen muchos riesgos en la realización de esta práctica. No es recomendable mantener en el tiempo está práctica ni prolongar más allá de 30 minutos las sesiones de ejercicio en ayunas. No es recomendable hacer deporte en ayunas por principiantes, personas con baja forma física o con ejercicios muy intensos a temperatura elevada Una alternativa a este tipo de trabajo podría ser aumentar el volumen de trabajo: tanto el tiempo, como la distancia en el caso de la carrera, por ejemplo.

Otra opción puede ser tomar un café. De hecho, muchos profesionales defienden que el café es un gran «quemador» de grasa, pero no olvidemos que con ésta técnica estamos aportando a su vez calorías. De hecho, hay una gran parte de razón en este argumento porque lacafeína, al ser un estimulante ayuda a liberar ácidos grasos de los adipocitos, lo que aumenta la posibilidad de disponer de esta energía por parte de nuestras células.

Un café puede ayudarnos a quemar más grasa en el entrenamiento, pero también tenemos que entrenar lo suficiente como para movilizar y quemar esos ácidos grasos. Debemos disponer de recursos para quemar éstas grasas, es decir, un buen metabolismo aeróbico en nuestro organismo que reclute un gran número de mitocondrias. De nada sirve tener disponibles grasas para quemar si no existe esta segunda condición.

Si somos sedentarios y pretendemos tomarnos un café y salir a andar media hora para quemar grasa, esto no va a tener mucho sentido. En cambio, si tenemos cierta base de trabajo físico, un café puede contribuir a la quema de un mayor porcentaje graso cuando hacemos una actividad física.

Eso sí, para las personas que no estén acostumbradas a beber café, esta práctica de tomarlo antes de entrenar puede ser más perjudicial que benficiosa, porque puede dar lugar a cierta deshidratación, nerviosismo o exceso de estimulación digestiva. En definitiva, cada cual tiene que valorar si un café antes de la actividad física le puede hacer bien, resultar de ayuda o convertirse en un contratiempo.

FUENTE:  http://www.sportlife.es/